miércoles, 2 de enero de 2008

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Comportamiento del Epagneul Breton

El épagneul bretón es el perro de muestra francés más deportivo y rápido, y también la raza de muestra más pequeña aunque esa diferencia sea mínima.



Con sus 15 kg no resulta ridículo al lado de sus competidores en los fieldtrials, la mayoría de los cuales no pasan de 20 kg.



Evidentemente, los ejemplares de competición sólo representan una fracción de la población de perros de caza, pero dan pruebas de su evolución: cada kilogramo, cada centímetro, tienen una razón de ser, y los grandes tipos ya no se estilan. Aunque evolucionen en categorías diferentes, el bretón se puede comparar con el springer que, con un tamaño apenas superior, es en la actualidad uno de los perros de caza más cotizados.



El épagneul bretón no ha caído en la trampa de la especialización. Le va perfectamente al cazador que no tiene por qué tener el ejemplar ideal para cada fase de la caza y cada tipo de terreno. La mayoría de los criadores profesionales consideran que es el perro que mejor se adapta a los diferentes terrenos de las regiones de Francia. Este rey de la caza de la becada no duda en deslizarse, gracias a su pequeño tamaño, por los boscajes y los matorrales, lo que no quita para que un criador del norte de Francia lo considere indispensable para recorrer los inmensos campos empapados de su región; el perro compensa entonces sus menores medios físicos con la inteligencia y la energía según una ley de la naturaleza que se aplica a los tipos pequeños. Y en las garrigas muestra la misma eficacia, pues su olfato sigue siendo excelente a pesar del calor.


Como todos los epagneuls, se encuentra perfectamente a gusto en el medio acuático y actúa como un buen perro de aguas. Pero no resiste mucho nadando. A propósito del cobro, G. Pouchain observa que se trata de «un cobrador nato, capaz de buscar y cobrar cualquier pieza en ctialquier terreno». A pesar de su pequeño tamaño puede cobrar una gruesa liebre. Se le podría comparar con uno de esos pequeños coches con «turbo» que rivalizan con lujosos y potentes coches deportivos tanto en com¬petición como en carretera. El «turbo» del épagneul bretón es el ahínco con que trabaja, su voluntad y su dinamismo.


Como es el comportamiento del Epagneul Breton



El épagneul bretón se adiestra con facilidad. Algunos le reprochan que sea testarudo y terco, y la verdad es que, como la raza se ha extendido tanto y es tan solicitada, es lógico que existan ejemplares muy desiguales —éste es el precio de la popularidad—. Por consiguiente, es aconsejable que los cachorros que se adquieran «tengan los papeles en regla», es decir, un certificado de nacimiento que pruebe su inscripción en el Libro genealógico. Si se quiere un ejemplar cazador, habrá que fijarse en las menciones de «trialer» y otras recompensas o títulos de trabajo anotados en su genealogía.



Entre los perros de muestra, el épagneul bretón es un poco lo que fue Hinault (un bretón de pura cepa) entre los campeones ciclistas: no un impresionante atleta sino alguien que domina las tácticas y sabe apretar los dientes y utilizar la inteligencia tanto como las piernas. La táctica de la caza la lleva el épagneul bretón en la sangre. Tiene un notable espíritu de iniciativa y sabe neutralizar las maniobras de las piezas más astutas.



Dicho esto, un ejemplar de «buena cuna» no plantea ningún problema de adiestramiento. Habrá que evitar incitar a morder el pelo no sea que le dé por imitar a sus antepasados que antaño perseguían la liebre ladrando.



El bretón es rápido, aunque un poco menos que el setter a pesar de su andadura ligeramente irregular. En todo caso, se le considera como el más veloz de los perros de muestra franceses (los cuales han hecho grandes progresos en este sentido, como se comprueba en las competiciones). En los campeonatos, pelea por los primeros puestos que sólo le pueden disputar el braco alemán y, en menor medida, el griffon korthals (téngase en cuenta que las razas continentales compiten independientemente de las razas británicas).



La popularidad del épagneul bretón también se debe en parte a sus cualidades como perro de com-pañía. Durante cierto tiempo, la mayoría de los perros de compañía se escogían entre las razas de caza, pues los «verdaderos» perros de compañía eran animales de lujo, y, por consiguiente, muy escasos. Así, el épagneul bretón se convirtió en un perro urbano, igual que el cocker o el fox-terrier. «Pobres epagneuls que añoran la tranquilidad del campo y tienen que arrastrar por las aceras parisienses sus patas acostumbradas a pisar el suelo blando y florido de los humedales». Con su estilo inimitable. Colette se compadecía de los perros de caza cuyo único ejercicio consiste en darle la vuelta a la manzana.



El pequeño bretón es el mejor acompañante del cazador urbano: no ocupa mucho espacio, no resul¬ta caro y su capa no exige grandes cuidados. Es un perro sociable, poco ladrador, muy amigo de los niños con los que sabe mostrarse muy paciente, y, además, obediente. Desde luego, no está reservado exclusivamente para los cazadores. Pero su afición a la naturaleza y al aire libre y su vitalidad le convierten en acompañante de dueños a quienes les guste pasear por el campo y el bosque y quieran tener un perro deportivo, sólido y nada snolb. En el terreno de la competición, figura siempre en el cuadro de honor cuando no en el primer lugar. En unos «juegos olímpicos caninos» sería el candidato más firme a la medalla de oro.