miércoles, 24 de diciembre de 2008

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La funda del cuchillo Bowie

Esta realizada en piel de primerísima calidad, siendo cosida y pegada a su vez. En ella destaca la presilla de seguridad que evita que el cuchillo se desenfunde accidentalmente.



También en ella encontramos un bolsillo donde viene una muy efectiva piedra de afilar, que por su granulación puede ser usada con agua o con aceite. Particularmente recomiendo el agua para evitar que la funda se manche con el uso. No obstante, si somos cuidadosos podemos usar aceite en ella, lo que nunca se debe hacer es usar indistintamente cualquiera de los líquidos, o uno u otro.



Como es la funda del cuchillo de caza bowie



Un consejo para afilar, siempre debemos hacerlo a contrafilo y en este tipo de piedra de tamaño reducido conviene hacerlo con movimientos giratorios. Lo mejor es tratar de fijar la piedra de alguna forma, como por ejemplo en un tornillo de banco de carpintero.



Pero, si estamos en el campo lo haremos sosteniéndola con la otra mano, por tanto, cuando estemos afilando SOLO debemos afilar y NO dedicarnos a otra cosa, pues un tajo es siempre algo molesto, cuando no peligroso.

martes, 18 de noviembre de 2008

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La hoja para el cuchillo

El cuchillo que describiremos es el Bowie Junior, que por ser el más polivalente desde nuestro punto de vista por su largo de hoja y además por ser la oferta de la que los suscriptores de dos años de Arcos y Flechas pueden beneficiarse.



AI igual que todos los cuchillos Aitor, el Bowie tiene una dureza probada de 55 a 58 HRc, ésto lo podemos verificar fácilmente pues en la hoja en su lado izquierdo encontramos un punto dentro de un círculo con la siguiente leyenda: Hardness Control Dureza -HRc-. La dureza de la hoja es idónea para cualquier tipo de uso a que destinemos un cuchillo. Este permite no sólo un buen afilado sino y lo que es más importante mantener un filo cortante. En esto último también interviene el vaciado de la hoja, en el Bowie Aitor encontramos uno de tipo biselado muy adecuado para un cuchillo de este tipo.



Como debe ser la hoja para el cuchillo de caza



Su hoja ha sido tratada con un proceso de acabado llamado "blasting" donde miles de bolas golpean la superficie dándole esa terminación mate y un mayor compactado molecular con lo que se gana en dureza superficial.


En el lomo encontramos unas muescas muy típicas de los cuchillos de mediados del siglo pasado, que su único propósito es embellecer el conjunto del cuchillo. Pasada la mitad de la hoja en su parte superior, ésta se afina en un esbozo de contrafilo. Por su parte, la silueta del filo a la altura de la pala o tercer tercio de la hoja (los tercios se cuentan desde la defensa hacia la punta) se curva dando así la posibilidad de poderse usar para desollar.



Hacia la empuñadura la hoja acaba en la bigotera, ésta sirve fundamentalmente cuando se hace algún trabajo de corte delicado, para empuñar el cuchillo en una posición más avanzada, pues enganchamos en ella al dedo corazón, mientras el índice se apoya en el lomo.



El recazo es amplio y se encastra en la defensa.

martes, 11 de noviembre de 2008

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Caza del jabali

Y así pasó cuando un día lo llamaron de la ciudad de Melo, en el Departamento de Cerro Largo, los amigos de la barra Los Manjarros y lo entusiasmaron para que fuera. Contándonos:



"La cosa estaba brava con ese chancho ya que llevaba comida gran cantidad de ovejas y nadie podía dar con él y pararlo. Como en Melo saben que es sólo llamarme y darme "cuarta vuelta de manija", así lo hicieron y ese mismo viernes me fui hasta allá para unirme a ellos y de allí salir hacia las costas del Arroyo Tarariras. Lamentablemente ese fin de semana no lo pudimos encontrar, aunque sí hallamos rastros y ovejas muertas comidas en singular cantidad. Hasta encontramos ovejas muertas que el dueño de la estancia ni idea tenía de ellas, pero en esa salida no tuvimos suerte y convinimos en volver a ir a los quince días por la revancha.


A las dos semanas volví a salir sólo yo (Fernando Copóla) de Montevideo, para encontrarme en Melo con el Canario Rivero, Arley, el Tico, El Nato Vidal, el Vasco, Carillos Begiústain y el Pastor. Junto a nosotros llevamos unos 14 perros propiedad del Canario Rivero en su mayoría y alguno más. Aquí también sería lindo hacer la aclaración y el comentario de que casi todos los perros del Canario, son unos perros de una raza brasileña que se están empezando a criar para la caza del Jabalí con gran entusiasmo por Melo ya que son bastante buenos; rastreadores, seguidores y aguerridos. Arreadores es la raza o por lo menos como se les llama por Melo.


Fin de semana invernal con unos fríos tremendos y allá nos encontrábamos como tantas otras veces, listos para compartir una cacería.



Acampamos en la costa de un bañado para estar cerca del "mojo" y el primer día, sábado, dimos una vuelta y nada. Poco rastro de chancho arroyo arriba y cuando se nos comenzó a ir el día decidimos pegar la vuelta. Uno siempre piensa que el mañana va a ser mejor, así que con esa idea y bastante cansados nos acostamos no sin antes compartir un buen guisito para reponer fuerzas apretándolo con la santa uva tratada. Al otro día temprano y luego del desayuno obligado nos fuimos arroyo abajo. Desde las 7:00 a las 9:00 todo pasó sin novedad hasta que dentro de un enorme bañado uno de los perros se trenzó con un chancho. Todos nos tiramos de cabeza hacia el lado de la pelea pero lamentablemente el perro estaba solo y no sólo no lo pudo parar, se ligó un tremendo corte bastante feo por un colmillazo, que nos hizo sacarlo de allí para poderlo curar.



La caza del jabalí en Uruguay



Por las cosas del destino, arrimamos hasta allí una camioneta 4x4 con el botiquín para perros que a la postre, aquella, sería de gran utilidad y ya verán el por qué. Ya con esa pelea las cosas cambiaron de color. Seguimos buscando con la sangre en el ojo y fueron muchas las horas que caminamos para no encontrarlo. A las 3 de la tarde acordamos pegar la vuelta porque los rastros habían quedado para atrás, y decidimos volver al lugar donde el perro había tenido la pelea con el chancho.



La sorpresa fue mayúscula cuando al llegar al mismísimo lugar e internarnos en el bañado nuevamente los perros volvieron a pelear con un chancho. Nosotros calculamos que fuese el mismo, que no se había ido porque los perros no lo habían acosado mucho.



Allí por las cosas que tiene ese momento tan especial en donde todo el mundo corre hacia la pelea o buscando buena ubicación para cortarle posibles escapes, la perrada y la gente sin querer se dividieron, unos arroyo arriba, otros arroyo abajo pero siempre sin poder ver al chancho.



Estábamos todos en el medio de las pajas, algunos en lugares que el agua le llegaba a la cintura, cuando alguien empezó a gritar: "allá va el chancho, allá va el chancho" y miramos todos hacia el campo buscando algo en la inmensidad.



La verdad es que por lo grande parecía un ternero corriendo por la cuchilla. Era una mole negra atravesando la pradera hacia el mismo arroyo, ya que éste allí hace una gran curva.



Al estar la perrada dividida sólo llevaba algunos en los cuartos pero ninguno de agarre así que ni soñar de pararlo.



Es allí mismo que tuvimos la suerte de tener la camioneta a mano y el primero que llegó a ella la arrancó y comenzó a manotear gente y perros a la pasada. Ya con todos arriba enfilamos cortando campo a toda máquina para salirle adelante.



Cruzamos dos cerritos yendo por lo derecho y cuando llegamos al monte fue una de tirarse gente que ni te cuento y todos a esperar azapados a lo gato a que apareciera el muchachito de la película. Ese monte con bañado por fuera era su única salvación y nosotros estábamos antes.



Cuando éste asomó derecho a nosotros todos lo pusimos en la mira y en cuanto se le pudo ir haciendo tiros se le hizo siempre teniendo cuidado de los perros.



Llegó a meterse en una mugre pero para suerte nuestra volvió a volcar hacia el limpio acosado por los perros y los tiros.



Con todo ese revuelo y cuando nadie lo esperaba, ¡¡no sale de las mismas mugres otro chancho por dentro de unos campestres del bañado!!.



¡¡¡Milagro!!!. Tanto buscarlos para venir a encontrar uno más de rebote.



Fue un momento de la locura total ya que unos se dedicaron al chancho grande siguiéndolo a tiro limpio y otros se fueron tras la chancha (resultó ser) quedando a dos puntas.



Al grande se le habían pegado dos buenos tiros con unas doce y el mocito como si nada, hasta que el Pastor lo trajo al piso con otro más certero aún y allí sí "correrías terminadas".



A todo eso el otro chancho (chancha), que el destino quiso que estuviera donde no tenía que estar, había llegado a mal fin, para sus propios intereses, ya que disparado por entre los campestres del bañado tampoco había podido zafar a la perrada, la camioneta y los tiros.



La alegría, se podrán imaginar que fue tremenda. Dos buenos chanchos ya cuando los ánimos habían mermado bastante levantan a cualquiera. A las cinco de la tarde vinimos a darnos por satisfechos con "dos en el bolso" y el asunto pelado.



Al chancho le calculamos unos 150 kilos y con una fortaleza increíble, mientras que a la chancha unos 70 con "motor incorporado"; tenían que haber visto la velocidad de la susodicha por entre el bañado.



Las dos piezas para arriba de la camioneta y a festejar que es tarde.



Fotos, chorizada, la cabeza para disecar y la alegría del dueño del campo fueron más que un buen fruto de una hermosa cacería por esos pagos maravillosos de Cerro Largo junto a los muy buenos amigos de la barra Los Manjarros."



Nos habíamos sentado a charlar con Femando y el reloj había corrido como Liebre pero eso no importaba pues enfrascados en la cacería nos habíamos olvidado de todo. Es más, me contó sobre otra cacería por el Tacuarí en donde también anduvieron bárbaro pero quedará para otro número de la Revista ya que esa "es otra historia".



Por ahora a saborear ésta que bien merecida está con dos hermosos ejemplares de chanchos.



Vaya para todos un saludo y será hasta la próxima si Dios quiere.

sábado, 12 de julio de 2008

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Entrenamiento para cachorros de caza

Mientras no haya cumplido los tres años, ningún perro, de la raza que sea, estará todavía en condiciones de superar las dificultades que acarrea una busca por la sangre.


Además del entrenamiento regular con rastros artificiales y pista fría, deberá pasar por muchas experiencias de busca de piezas en el campo para ser realmente eficaz.


Como es el entrenamiento para cachorros de busqueda de caza


Ningún perro nace «perro de sangre», y para que lo sea habrá que empezar la educación del cachorro desde el destete. En una primera fase, se le enseñan las órdenes «ven aquí», «sentado», «tumbado, quieto», «no», y a andar al paso y sin correa; también se ha de procurar inculcarle la pasión y la voluntad de la búsqueda acostumbrándolo a coger pequeños trozos de caza mayor.

Seguir las «huellas» constituye un excelente ejercicio. A la hora de la comida, se traza un rastro recto condujo de 10 a 15 metros con leche al principio y después con vísceras o piel de venado. Al final del «rastro», se colocan trozos de carne; es fundamental que sólo se recompense al perro con la materia que se ha utilizado para colocar las huellas. Alargue las distancias (de 100 metros en adelante) pero no termine nunca con im fracaso para que el cachorro no se desanime.



Cuando tenga cuatro o cinco meses, a razón de mínimo de tres sesiones por semana, el joven perro ya habrá podido memorizar que olor significa «busca = recompensa». De acuerdo con los progresos realizados, se le aumentan las dificultades y se combinan; introduzca en el trazado del reguero arcos más o menos pronunciados y después ángulos obtusos; comience la búsqueda sólo una hora después haber hecho el reguero; a continuación, aumente ese plazo gradualmente hasta seis horas; reduzca los olores utilizando cantidades más pequeñas para trazar el rastro; después, las vísceras colocadas en una red ya no se arrastran sino que sólo se las roza con el suelo cada 20 o 30 centímetros al principio, y después cada metro o cada 2 metros o más con los perros de tamaño grande; por último, se le obliga al perro a ir al viento, es decir, a trabajar contra el viento.



En cuanto el cachorro tenga tres o cuatro meses, también habrá que acostumbrarlo progresivamente a las detonaciones de las escopetas de caza.

sábado, 10 de mayo de 2008

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Caza deportiva de Perdiz

En nuestra post anterior, habíamos dejado a nuestro perro en una muestra firme, aguardando nuestra llegada y la consiguiente orden de hacer volar la pieza. Por nuestra parte, mientras nos acercamos, nos vamos contagiando de la pasión por la caza que el perro nos transmite; no obstante, como seres pensantes que somos, evaluaremos la zona que muestra nuestro compañero, para calcular hacia dónde se dirigirá el vuelo de la perdiz.

Para ello recordemos que, con un viento fuerte, el ave volará en la misma dirección de éste y, con una brisa suave, lo hará a favor de la pendiente del terreno. Habiendo hecho esta estimación y conociendo sobre cuál de los giros laterales disparamos mejor, nos ubicaremos en consecuencia. Normalmente, un cazador diestro, tira mejor en un giro de derecha a izquierda; un zurdo lo hace más cómodo de izquierda a derecha.


Caza deportiva de Perdiz de Uruguay



Por todo esto, una vez llegados junto al perro en muestra, nos ubicaremos no inmediatamente detrás de éste, sino a un lado del mismo, a una distancia de cinco o seis metros, procurando con esto que el vuelo se produzca hacia donde más nos convenga. Le damos entonces la orden para que defina. Si empleamos la técnica de tiro descripta por nosotros en notas anteriores publicadas en esta revista, tendremos buenas probabilidades de abatir el ave.



La misma puede caer algunos metros más allá del lugar donde fue alcanzada por el disparo, o, herida, ir a estrellarse contra el suelo lejos de nosotros. En ambos casos debemos hacernos de ella, no sólo para sumar una más, sino para asegurarnos de no dejar un animal herido que seguramente no sobrevivirá en esas condiciones. Para recuperar esa perdiz, muchas veces el perro debe ir y cobrarla.



Si cae muerta en una vegetación densa, a nuestro amigo le cuesta hallarla y en ocasiones pasa una y otra vez muy próximo y aún encima de ella sin ubicarla con rapidez. En esos casos, lo peor que podemos hacer, es ponernos nerviosos (le transmitiremos nuestro estado de ánimo al perro) y tratar de encontrarla, pisoteando el pasto de la zona donde vimos caer el ave, impregnando ese lugar con nuestro propio olor.



Si pasados algunos minutos sin resultado positivo vemos que el can se desinteresa por esa pieza y sale a buscar otra, debemos llamarlo y hacerlo venir junto a nosotros, atarlo con la trailla y ubicarlo de modo que el viento, pasando por el área en la que presumimos está el ave, lleve su emanación hacia donde estamos.



Iniciemos entonces un pequeño cuarteo hacia un lado y hacia el otro, lateralmente, cuidando siempre de no colocamos entre el lugar a revisar y nuestro perro para no interferir la captación del husmo por parte de éste. Alentemos al can con un «busca, busca» o similar repetido; si visualizamos el ave antes que él la detecte, pasemos cerca de ella tantas veces como sea necesario, hasta que el mismo la halle, alejándonos y dejándolo libre para que haga primero el cobro y luego la entrega, portándola hasta nosotros.

martes, 15 de abril de 2008

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Cuchillo de bolsillo

Aquí tenemos lo nuevo en cuchillos de apertura a una mano y con ganchos para bolsillo. El nuevo modelo de Shrade, el SW7 Switch-It, se presenta con un clip giratorio.


Esto previene que, como ocurre con los seguros tradicionales, se entierre la punta del clip en la mano.



Cuchillo de bolsillo de apertura automatica



El SwitchIt utiliza una noja de acero inoxidable fijable y una manija Zytel. Su delgado diseño la hace fácil de abrir con una mano para diestros, zurdos y ambidiestros.



El cuchillo, ya sea con navaja lisa o parcialmente dentada se vende en U.S. $49.95 en tiendas deportivas y de campismo.

viernes, 11 de abril de 2008

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Caza de jabaji en Rio Negro

El suelo de enero hacía cantar las chicharras de Fray Bentos y el balneario Las Cañas te llamaba con la frescura de sus aguas, la alegría de miles de turistas y las rubias cervezas heladas que el Nene Montes de Oca tiene siempre reservadas para los amigos.



No obstante eso, no era fácil escapársela a las novias y a las señoras, so pena de ocurrir algún otro divorcio en la barra, cosa que ya empezaba a abundar y las tarjetas rojas asomaban amenazantes en el delantal de las patronas.



La tardecita dio paso a la noche de otro día abrasador y la sed nos reunió en nuestra principal avenida para encontrarnos allí gastando el tiempo frente a un chopp con los amigos y algún que otro enemigo que no nos daba permiso para cazar en su campo. El tiempo fue reuniendo a la barra y el tema de cacería ocupó como siempre la totalidad del diálogo, apenas interrumpió alguna adolescente que de tanto en tanto se acercaba a saludar a los más jóvenes, sin entender qué misterio engualichaba a su príncipe azul para preferir estar bobeando horas y horas con esos imbéciles cazadores en vez de pasarlo junto a ella disfrutando de las mieles del amor, de mirarse a los ojos, de abrazarse y de robarse algún beso, ... en fin ellas ya aprenderán.


Lugares para la caza de jabalí en Rio Negro



Las horas fueron pasando entre cuentos, saludos y bocinazos y ese tiempo se acumuló en envases y desde el fondo de cada botella nació la anécdota y el recuerdo de picardías y aventuras.



De las locuras del Canario César, de Rober que se nos fue en la flor de la vida, pero que sabemos que nos escucha desde allá arriba con esa atención que siempre ponía y con su cara buena y su sonrisa sin maldad.



Y así, casi sin notarlo, avanzaba la noche que se transformó en madrugada, mientras Federico no dejó escuchar nada con su ensordecedor griterío y carcajadas sin dejar que Mac Giver pueda pronunciar lo que comenzó a intentar hace tres horas y el Carreta observa sonriente con su calma habitual el revuelo jocoso que genera alguna mentirilla de tal o cual cacería.



Empieza a decrecer el continuo pasar de coches y motos pero Cartucho no afloja con su moto, e intercala una vueltita con un chopp mientras completa los 70 u 80 km diarios sin levantar nada.

El Gusano, que anda escapando de la patrona, intenta hilvanar una cacería de la semana pasada con Mario, pero el lío es tan grande que hay que hablar a los gritos para entenderse, mientras José saluda entre serio y respetuoso al auto de la patrulla que se desplaza lentamente y cuyos integrantes piensan para sí, ¿con que fierro estará cazando ahora?

martes, 12 de febrero de 2008

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El epagneul breton como perro de caza

El máximo para una rasó de perro de muestra es dar especialistas en la caza de la becada. ¿Por qué ese pájaro limícola de 300 a 400 g fascina de tal manera a los cazadores que éstos le dedican tanta energía y hasta literatura? Esta caza tan especializada ha motivado la creación de un material específico; así, los fabricantes de escopetas han fabricado escopetas especiales que se caracterizan por tener cañones cortos, poco peso y un alto precio.



En cuanto a los perros especializados en la becada son la élite de los perros de muestra: además de tener una gran pasión por la caza, grandes aptitudes para el adiestramiento, un finísimo olfato y sentido de la iniciativa, deben tener talento paro meterse en los matorrales y ser capaces de buscar la becada que no duda en esconderse detrás de espinosos zarzales.



Paro poner un perro a la becada (a condición de que tenga todas esas cualidades) hay que estar seguro de su dedicación a la pluma de forma que permanezca indiferente si posara de pronto un conejo. También hay que perfeccionar la firmeza de su muestra y el movimiento a la orden.

Los adiestradores profesionales ofrecen regularmente perros especialmente adiestrados para la caza de la becada escogidos entre los ejemplares más dotados.

A cambio de los elevados precios de estos perros, el adiestrador debe tener referencias serias y el nivel de adiestramiento del perro debe ser alto. El épagneul bretón da muchos y buenos ejemplares especializados en la becada, lo que no es sorprendente pues sus antepasados se dedicaron durante mucho tiempo a la caza de esta pieza. Bretaña es, en efecto, lo región francesa donde más abundo la becada (por lo menos hasta las terribles tormentas del invierno de 1 987).



Como es el epagneul breton como perro de caza



Lo becada es un ave de costumbres un tanto desconcertantes. Esta ave de pico largo y fino es limicola pero, al contrario que los miembros de su familia que viven en los terrenos pantanosos y húmedos (como la agachadiza y el chorlito), frecuenta los boscajes y el monte bajo y además es solitario y no gregaria como los otros. Sólo existe una especie de becada [Scapola rusticóla]. A lo población casi sedentaria yo existente hay que añadir la que llego de Escandinavia durante el invierno.



Numerosos estudios han resuelto muchos de los misterios sobre sus costumbres: así se ha comprobado que lo becada regresa cada año exactamente al rincón del bosque donde noció o a su lugar de refugio durante lo migración. Su plumaje completamente mimètico apenas se distingue en medio del suelo cubierto de hojas muertas. Y sin contar que lo becada es muy discreta, que sólo se activo en el crepúsculo y se echa a volar sin hacer ruido pora ponerse a cubierto enseguida.


La caza que se realiza cuando el ove abandona su refugio a lo caído de la noche para ir a alimentarse de lombrices en los campos (según un itinerario bien determinado) está prohibida.



Lo caza de lo becada es muy difícil y deportiva a lo vez, y supone que el cazador tenga grandes conocimientos cinegéticos, buenos reflejos y destreza. Es el tipo de caza «delante de uno» que exige lo presencia de un perro de calidad, bien adiestrado; nunca se practico en batido.

La becado se caza entre finales de octubre y finales de enero; por lo general, la caza está severamente reglamentada o partir de mediados de enero. Tales particularidades y exigencias explican por qué la becado es tan cortejado por los cazadores que lo llaman «castaña dorado», «domo de los bosques», «reina de los bosques», etc.

lunes, 11 de febrero de 2008

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Entrenamiento para perros de caza

A la edad de siete a nueve meses, se podrá iniciar una educación dirigida, mucho más firme y exigente.



El trabajo se hace entonces con correa.


La utilización de la sangre por el método del esponjamiento (palo provisto de una esponja) o de proyección (botella transparente provista de un tapón con dosificador) permite reducir el olor al mínimo dosificándolo según las necesidades. Por otra parte, la sangre coagulada incita al perro a pararse, con la nariz en el rastro, para «mostrar» la señal al conductor. Los primeros rastros son cortos, de 100 a 150 metros, y sin desvíos. Los intervalos entre dos huellas no deben superar 20 o 40 centímetros según la raza del perro. La busca empieza de dos a tres horas después de haber trazado el rastro.


Entrenamiento para perros de caza adultos



Para empezar, evite los lugares donde haya caza para que el perro no caiga en la tentación de ir a buscarla. Si el trazado está señalado minuciosamente, se podrá controlar y corregir al perro de forma oportuna. Una pieza de caza o una piel que correspondan a la naturaleza de la sangre señala el fin del recorrido. Ofrézcale usted mismo la recompensa (trozo de venado, páncreas, hígado o sangre coagulada) y no permita nun¬ca que el perro haga el encarne.



Este entrenamiento también exige una lenta progresión en la dificultad: introducción de zarzales, ríos a bordear, rastros de diversión (falsos) que crucen el rastro principal, voceríos (rastros doblados, seguidos al revés), etc. Al final, el tándem conductor perro deberá ser capaz de seguir el rastro que mejor imite el del animal herido veinte horas o más después de que esté trazado.

miércoles, 2 de enero de 2008

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Comportamiento del Epagneul Breton

El épagneul bretón es el perro de muestra francés más deportivo y rápido, y también la raza de muestra más pequeña aunque esa diferencia sea mínima.



Con sus 15 kg no resulta ridículo al lado de sus competidores en los fieldtrials, la mayoría de los cuales no pasan de 20 kg.



Evidentemente, los ejemplares de competición sólo representan una fracción de la población de perros de caza, pero dan pruebas de su evolución: cada kilogramo, cada centímetro, tienen una razón de ser, y los grandes tipos ya no se estilan. Aunque evolucionen en categorías diferentes, el bretón se puede comparar con el springer que, con un tamaño apenas superior, es en la actualidad uno de los perros de caza más cotizados.



El épagneul bretón no ha caído en la trampa de la especialización. Le va perfectamente al cazador que no tiene por qué tener el ejemplar ideal para cada fase de la caza y cada tipo de terreno. La mayoría de los criadores profesionales consideran que es el perro que mejor se adapta a los diferentes terrenos de las regiones de Francia. Este rey de la caza de la becada no duda en deslizarse, gracias a su pequeño tamaño, por los boscajes y los matorrales, lo que no quita para que un criador del norte de Francia lo considere indispensable para recorrer los inmensos campos empapados de su región; el perro compensa entonces sus menores medios físicos con la inteligencia y la energía según una ley de la naturaleza que se aplica a los tipos pequeños. Y en las garrigas muestra la misma eficacia, pues su olfato sigue siendo excelente a pesar del calor.


Como todos los epagneuls, se encuentra perfectamente a gusto en el medio acuático y actúa como un buen perro de aguas. Pero no resiste mucho nadando. A propósito del cobro, G. Pouchain observa que se trata de «un cobrador nato, capaz de buscar y cobrar cualquier pieza en ctialquier terreno». A pesar de su pequeño tamaño puede cobrar una gruesa liebre. Se le podría comparar con uno de esos pequeños coches con «turbo» que rivalizan con lujosos y potentes coches deportivos tanto en com¬petición como en carretera. El «turbo» del épagneul bretón es el ahínco con que trabaja, su voluntad y su dinamismo.


Como es el comportamiento del Epagneul Breton



El épagneul bretón se adiestra con facilidad. Algunos le reprochan que sea testarudo y terco, y la verdad es que, como la raza se ha extendido tanto y es tan solicitada, es lógico que existan ejemplares muy desiguales —éste es el precio de la popularidad—. Por consiguiente, es aconsejable que los cachorros que se adquieran «tengan los papeles en regla», es decir, un certificado de nacimiento que pruebe su inscripción en el Libro genealógico. Si se quiere un ejemplar cazador, habrá que fijarse en las menciones de «trialer» y otras recompensas o títulos de trabajo anotados en su genealogía.



Entre los perros de muestra, el épagneul bretón es un poco lo que fue Hinault (un bretón de pura cepa) entre los campeones ciclistas: no un impresionante atleta sino alguien que domina las tácticas y sabe apretar los dientes y utilizar la inteligencia tanto como las piernas. La táctica de la caza la lleva el épagneul bretón en la sangre. Tiene un notable espíritu de iniciativa y sabe neutralizar las maniobras de las piezas más astutas.



Dicho esto, un ejemplar de «buena cuna» no plantea ningún problema de adiestramiento. Habrá que evitar incitar a morder el pelo no sea que le dé por imitar a sus antepasados que antaño perseguían la liebre ladrando.



El bretón es rápido, aunque un poco menos que el setter a pesar de su andadura ligeramente irregular. En todo caso, se le considera como el más veloz de los perros de muestra franceses (los cuales han hecho grandes progresos en este sentido, como se comprueba en las competiciones). En los campeonatos, pelea por los primeros puestos que sólo le pueden disputar el braco alemán y, en menor medida, el griffon korthals (téngase en cuenta que las razas continentales compiten independientemente de las razas británicas).



La popularidad del épagneul bretón también se debe en parte a sus cualidades como perro de com-pañía. Durante cierto tiempo, la mayoría de los perros de compañía se escogían entre las razas de caza, pues los «verdaderos» perros de compañía eran animales de lujo, y, por consiguiente, muy escasos. Así, el épagneul bretón se convirtió en un perro urbano, igual que el cocker o el fox-terrier. «Pobres epagneuls que añoran la tranquilidad del campo y tienen que arrastrar por las aceras parisienses sus patas acostumbradas a pisar el suelo blando y florido de los humedales». Con su estilo inimitable. Colette se compadecía de los perros de caza cuyo único ejercicio consiste en darle la vuelta a la manzana.



El pequeño bretón es el mejor acompañante del cazador urbano: no ocupa mucho espacio, no resul¬ta caro y su capa no exige grandes cuidados. Es un perro sociable, poco ladrador, muy amigo de los niños con los que sabe mostrarse muy paciente, y, además, obediente. Desde luego, no está reservado exclusivamente para los cazadores. Pero su afición a la naturaleza y al aire libre y su vitalidad le convierten en acompañante de dueños a quienes les guste pasear por el campo y el bosque y quieran tener un perro deportivo, sólido y nada snolb. En el terreno de la competición, figura siempre en el cuadro de honor cuando no en el primer lugar. En unos «juegos olímpicos caninos» sería el candidato más firme a la medalla de oro.