Sin intención de volver sobre lo andado, creo que al menos dos puntos claves quedaron aclarados: la mayoría de esas armas son pasibles de ser transformadas y la función que pueden desempeñar después es bastante específica y no se les debe pedir demasiado.
Así que nuestra intención hoy es charlar acerca de otro tipo de cuchillo que, justo es decirlo, tiene tantas variantes en su concepción como usuarios pueda haber en nuestro territorio.
Cada vez que me pongo a revisar la correspondencia y las opiniones y sugerencias acerca del cuchillo "multiuso", se me viene a la memoria el pobre tío aquel que vio demoler cuatro veces el horno de barro hasta que se le ocurrió hacerlo sobre una rueda de carreta y de esa forma pudo conformar a todo el mundo.
Pero ese es un lujo que las fábricas no se pueden dar, así que lo que hacen es tra¬bajar sobre dos o tres modelos más o menos estudiados para lanzar al mercado una Knea de hojas supuestamente exclusivas que sumadas a las exclusividades de las otras marcas nunca logran llenar plenamente las expectativas de los mués de cazadores montaraces y aventureros que deambulan por nuestros montes.
Claro que esto no es una crítica a la excelente cuchillería de serie que presenta nuestra plaza, pues sería una necedad denostar contra la cuidada calidad de marcas como Muela, Aitor, Buck, Puma, etc.
Lo que tratamos de dejar establecido aquí son dos puntos que hacen al tema en cues¬tión: 1) es muy difícil que una fábrica en serie aún de renombre, pueda desarrollar una hoja y un cabo capaces de satisfacer plenamente las exigencias de todos y cada uno de los usuarios. 2) Son muy pocos los usuarios con la capacidad logística necesaria como para convencer a los técnicos o diseñadores de estas casas de que les confeccionan un cuchillo a pedido y "según modelo".
Como utilizar el cuchillo de caza
Entonces, ¿qué hacer?.
Sencillo: recurrir al Artesano.
El primer cuestionamiento a esta alternativa puede ser el del precio. Sin embargo este tema aún está muy condicionado por varios factores como por ejemplo la escasa tecnología que existe en nuestro medio dedicada a este fin específico, lo cual hace que la misma sea sustituida por mano de obra que, aunque muy calificada, al ser moneda corriente pierde cotización.
No sucede esto en países donde la mano del hombre ha sido suplantada por maquinaria automatizada y robotizada, de modo que, cuando algo es hecho a mano, su valor agregado cambia sustancialmente.
Otro factor condicionante e insoslayable es el poder adquisitivo de los potenciales adquirentes de un cuchillo artesanal o de cualquier elemento que haga a esta actividad.
Si a todo esto le sumamos lo accesible del precio final que logran las grandes firmas debido justamente a su alta tecnología, tenemos entonces que al Artesano le queda un corredor bastante estrecho para poder comercializar su trabajo, lo cual, como contrapartida, redunda en beneficio del usuario que, al menos en este medio, puede hacerse de una buena pieza sin sufrir descalabros en su presupuesto.
Volviendo al diseño en sí y basados siempre en la experiencia por encima de cualquier teoría, tenemos que nuestros cazadores y cazadoras, campamentistas, etc., normalmente se inclinan por una hoja no demasiado larga ni voluminosa con la cual puedan cubrir la mayor cantidad posible de necesidades, las cuales van desde limpiar una liebre o desollar un ciervo a cortar una rama o cocinar en el campamento.
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